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Es tedioso y cansado. Lo hemos dicho miles de veces y seguramente lo hemos escuchado dos mil. Lo de cuidar el agua y todo eso. Pero es que pareciera que realmente hay bastante y que preocuparse es una gran exageración.
Sobran ya la lectura de estadísticas. La verdad es que el promedio no tenemos ni siquiera una idea remota de la cantidad de agua que consumimos. Y como el promedio afortunadamente no sufre de desabasto grave de agua, el asunto empeora.
Pero la historia tiene una vuelta de tuerca: la conducta promedio determina por mucho la realidad presente del agua en el planeta y define del todo el futuro de las generaciones.
El proceso de concientización debe ser inmediato y sistemático; pero ante todo práctico, accesible y lo más importante; simple; pues si un problema se tiene garantizado en el futuro es la falta de agua para consumo por supervivencia.
Los expertos opinan que el territorio mexicano recibe cada año un total de 1.5 billones de metros cúbicos de agua en forma de lluvia, es decir alrededor de 458 millones de litros. un 25% de este total alimenta mantos acuíferos y ríos superficiales mientras que el otro 75% vuelve a la atmosfera sin ser aprovechado aun cuando es capaz de suplir perfectamente el agua para consumo que se utiliza en actividades domesticas e industriales. Cuidar el agua no implica reducir drásticamente nuestro consumo de agua; se trata de consumir inteligentemente y aprovechar los dones de la naturaleza es una forma de hacerlo.
En este momento que las lluvias vienen en pleno, y ahora que de pronto somos consientes de la enorme ventaja que representan, podemos empezar a ahorrar sin necesidad de suspender el lavado del coche o el riego de nuestra pequeña hortaliza. Basta con acopiar toda el agua de lluvia que sea posible y con ella realizar ciertas tareas que de otro modo se llevarían a cabo con agua dulce perfectamente útil para consumo humano. Adoptar la medida no exige la instalación de un contenedor costoso o de mucho volumen. Basta colocar cubetas y bidones en el patio, la banqueta- o bajo las tuberías de las azoteas que son muy efectivas en esta tarea. Mucha o poca, lo cierto es que es toda agua potable ahorrada para el futuro. Esta disponibilidad natural vuelve de pronto al agua, un recurso renovable que además nos hace cada vez mas consientes de nuestra conducta y formas e consumo. El acopio de agua de lluvia tampoco requiere de grandes sacrificios. No es necesario lavarse el pelo con lluvia en contra de nuestra voluntad. Se trata de establecer prioridades y darle un uso adecuado al agua lista para consumo de la que disponemos.
Ideas practicas para la ecología doméstica aqui:
http://www.federacionunae.com/DBData/InformesFicheros/1_fi_manual_53.PDF
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